sábado, 30 de julio de 2011

USUARIO ENTRE DOS FUEGOS

De todos es sabido, y sufrido, que cuando dos estamentos profesionales trabajan juntos, con un mismo cliente y/u objetivo, los limites entre las atribuciones puede ser algo ambiguo o borroso. El "¿A quién le toca hacer eso?" Genera más de un problema - y de dos -. Pudiendo llegar a instancias superiores temas realmente absurdos. Sobretodo si nos referimos a tareas rutinarias, sin brillo y esplendor, pero necesarias.
Considero esto una falta total de profesionalidad, de ética, de pundonor tanto con respecto a la profesión, a nosotros mismos y al usuario.
¿Cómo podemos hacerle pagar al paciente los platos rotos de las desavenencias? 
Al grito de "Eso es tarea tuya" emitido por las dos partes, ambas dejan de hacerlo. Ala, pues no se hace y tan felices ¿El paciente?¡Que le den!
Esa es la triste historia de muchas instituciones. Nos morimos antes que ceder. Antes que hacer una cosa si posiblemente no es nuestra. Primero que me lo demuestren -o me obliguen por escrito- y después ya lo haré. 
¿No sería más fácil hacer las cosas de otra manera? Realmente no cuesta tanto. Sólo tenemos que empezar por dejar de ser tan negativos y pasivos. O, por lo menos dejar que, los que lo intentan, lo intenten sin tener nuestra negatividad arrastrándose detrás de ellos.
Si no vas a ayudar, calla y quítate.

lunes, 18 de julio de 2011

APARECE FISIOTERAPEUTA PERDIDA, ENTRE 6000 CAMPUSEROS.

Este año, y un poco de rebote, he aparecido por la campus party. Con mi humilde mac bajo el brazo. Si, si, será mucho Mac, pero lo que allí vi... Fue impresionante. Que si una persona con cuatro pantallas, dos teclados, un joy-stick, hasta pedales. Otro con tres pantallas para él solito, más grandes que los cuadros de El Prado. Otro que lo tenía tuneado de rascacielos, etc.
Aunque tras conseguir cerrar la boca, me ubiqué en el rinconcito adecuado. Escenario de creatividad. Y, aunque no se habló ni una palabra de medicina, sanidad, fisioterapia o tratamientos, aprendí una barbaridad. Tanto que hasta he olvidado parte.
Es interesante, muy recomendable, salir de nuestro ámbito y ver qué hacen los demás. Aprender yéndonos a su campo, a su terreno. Arremangarnos y acercarnos como aprendices que somos. Descubrir su mundo y ver cuánto nos puede ayudar.
Porque está muy bien que, entre nosotros nos pasemos información. Páginas, herramientas, trucos, que nos ayudan a realizar nuestro proyecto. Todo lo que sabemos está a disposición de enfermeros, fisioterapeutas, médicos, terapeutas ocupacionales, para que nuestro blog sea estupendo. Para que tanto colegas, como pacientes vean en él utilidad.
"Traficamos" con url de montaje de vídeos, programitas para incrustar nosequécosa en nuestra página. Nos invitamos a las nuevas redes y nos convocamos a debates tuiteados.
Todo eso está muy bien. Es genial. Yo he descubierto un nuevo mundo de color. Encontré sanitarios que se mezclan, que hablan, que desarrollan proyectos y se apoyan mutuamente. Encontré un colectivo que hace lo que yo quiero hacer.

Pero también me ha venido muy bien pasear entre gente que habla de eso, porque vive, trabaja y come de eso. Tanto si se aplica en sanidad, como en educación o en venta de tornillos. Porque, aunque yo quiera utilizar eso, sus conocimientos, su medio, son ellos los que saben de verdad. Son ellos los que van siempre un paso por delante. Y son los que pueden entender qué quiero y cómo me pueden ayudar.
Ahora tengo la cabeza llena de "Eso lo quiero hacer yo", tengo mi Timeline de twitter con nombres nuevos de los que quiero aprender y tengo muchas ganas de volver a la campus party.

domingo, 3 de julio de 2011

VEINTE AÑOS Y UN DIA

De casualidad, el viernes 1 de Julio, entre paciente y paciente, me di cuenta del aniversario. E iba a pasar sin pena ni gloria. 
Un día cómo ese, en 1991, pasé mi primer día de trabajo en el Hospital 12 de Octubre. Y parece que fue ayer ¡Dios mío! Y es que así lo recuerdo. 
Los compañeros y los pacientes. El local, mi taquilla y el miedo a meter la pata. Porque lo que hacía sin problemas una semana antes -siempre había un fisio de los de verdad respaldándome-, se volvió un mundo de responsabilidad profesional. Miraba por encima del hombro y sabía que ya no había nadie. Sólo servidora y sus insuficientes conocimientos.

Recuerdo al chico que tenía un halo cervical -con su petito blanco y sus cuatro antenas que fijaban la corona a su cabeza-, los dos brazos escayolados y un fijador externo en una de sus piernas... Y más largo que un día sin pan. Recuerdo hacerle caminar con un andador de apoyo axilar ¿Os imaginais la estampa? Y recuerdo el sonrojo con el que lo hice, porque se puso a cantar a voces la canción de los Fraggle.
Eso si, al día siguiente yo le hacía los coros. Que la vergüenza y el corte no sirven para arreglar gente.

Ya pasaron los primeros veinte años. Sigo cantando y bailando con mis pacientes. Sigo recordando música de los ochenta y echando unas risas con todos mis pacientes. Sigo teniendo la misma visión de mi profesión. Sigo pensando que apenas tengo conocimientos, por muchos postgrados hechos y muchos libros leidos.

Y me alegra, echar la vista atrás y ver tanta gente a la que he ayudado, alguna que no tanto (estos no me alegran, los asumo). Tengo entre ellos sagas familiares completas. Tengo un montón de buenos recuerdos. Tengo lo que no imaginé que tendría: veinte años y un día de experiencia como fisioterapeuta de a pie de calle, de familia, de barrio.

Creo que me merezco un cambio, me debo un cambio. O se lo debo a ellos. Igual de próximo e interesante. Pero necesario.

No se si esto es un tango o una canción infantil. O ambas cosas.