martes, 21 de mayo de 2013

TROZOS DE PASADO QUE OTROS TEJEN

Una residencia es un microcosmos. Con una población reducida, donde todos terminan por conocerse. No sólo los residentes y los trabajadores. Los familiares también tejen sus redes de apoyo. Tengo un grupo de familiares que se juntan en los soportales de la residencia y cantan, ríen, se ayudan y se secan las lágrimas cuando una se escapa. Si un familiar no puede venir, otro me trae al abuelo a tratamiento.

No debemos verlos como una fuerza de presión, como algunos colegas pueden ver. Son redes que ayudan a soportar la necesidad de dejar a un ser querido en un centro asistencial. Los que no se preocupan de ellos, nunca aparecen por el centro y menos se adhieren a estos grupos.

Está claro que, en la actualidad, se hace muy difícil cuidar de padres, madres, esposas, esposos o hermanas, cuando el deterioro es mayor que las capacidades. Ese duro momento de alejarte, hace pensar que lo abandonas, que eres una egoísta, que dejas lo duro a los demás.

Nada más alejado de la realidad. Cuando los cuidados se especializan hay que acudir a los profesionales. Aquellos que cuentan con medios y conocimientos -o se les presupone-.

Dentro de este grupo, se incluyen varias generaciones de la misma familia. Todos juntos ayudan, se apoyan, crecen y calman las heridas. Aprenden y te enseñan -que nadie nació "sabido"- un montón de cosas.

Una nieta, por ejemplo, ha creado un blog, donde habla del centro, de su familia, de la de los otros, de los trabajadores, etc. Una bonita experiencia. Una forma de no dejar que los detalles se olviden. 

Aquellos que ya no saben que es un ordenador, quedan así en la red, para que todos podamos conocer quiénes son, por lo que fueron, por lo que son, por lo que amaron, por quien les amó y amaron.

Sólo espero que no sea flor de un día, o blog de un examen.

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