sábado, 18 de octubre de 2014

La clase turista y sus cosas

Hace unos años, saltó a la palestra el viajero de clase turista. Sus ganas de viajar, de conocer culturas, otros olores y otros sabores. Pero no se puso en primera plana por ello. Saltó a los titulares por su síndrome. Ya ves, los de la clase turista o económica, tenemos nuestro propio síndrome. Ala ¡chincha! Que los de primera y business no tenéis, tomaaaa.
El síndrome de la clase turista se caracteriza por la formación de trombos. Principalmente asociado a los vuelos largos. Y debido a la variación en la presión barométrica, la escasa movilidad de los miembros inferiores, la falta de hidratación y el poco espacio del que cada pasajero dispone para poder moverse y cambiar la postura. Su gran complicación es el tromboembolism o pulmonar.
En su momento, y debido a algún caso, se le prestó mucha atención mediática. Hoy casi duerme en el olvido. Pero existe. Aunque no es exclusivo de este perfil de usuario. Realmente puede pasarle a todos aquellos que pasan muchas horas sentados (como las horas de los vuelos de largo recorrido), sin moverse ni hidratarse correctamente.
También ayuda el tener algunas patologías de base, de tipo cardiovascular.
Así que, amiguitos, el síndrome existe. Y podéis hacer algunas cosas para prevenirlo. Aunque ya nadie las cuenta. Cada dos horas hacer ejercicios con las piernas, mover los músculos de las pantorrillas, dar pequeños paseos por el avión y beber con regularidad.

Trombosis del viajero trombosis venosa profunda. Tromboembolismo pulmonar.
Escasa movilidad de MMII, deshidratación y falta de hidratación 
La baja presión barométrica
No llevar ropa apretada, hacer ejercicios cinco minutos cada dos horas

martes, 7 de octubre de 2014

De ébolas, vagos y maleantes

A estas alturas, ya nadie puede permanecer en la ignorancia. Una auxiliar de enfermería se contagió al cuidar a nuestro segundo repatriado con el virus del ébola.

Ahora, cualquier vecino de planta, en edad laboral -con o sin trabajo, que eso es siempre secundario-, puede asomarse a su habitación y gritarle con gran desprecio -es decir, con la naturalidad habitual- "Para eso te pago". Porque el salario de esa mujer sale directamente de cualquiera de las nóminas de los demás convecinos. Le paga tanto, que le puede exigir su vida

Porque claro, tengamos todos claro que lo sucedido era supermegacuasiimposible que sucediera. Peeero, está la otra parte: Por supermegacuasiimposible que sucediera, cuando sucede la posibilidad de ser mortal es muy elevada. 

Pero ya te digo, que para eso le paga.

Afortunadamente, tenemos un Ministerio de Sanidad que está a la última de la última. Vamos que sabe qué es, de lo bueno lo mejor. Así que seguramente, ya esté de camino al hospital un maestro Reiki, tercer o cuarto nivel - el máximo que exista, que no nos llamen agarrados-, para imponer sus manos y sentir la energía del bicho asqueroso y expulsarlo. Eso si, manteniendo las medidas higiénico-preventivas, puesto que no hace falta ni tocarle.

Peeeero, eso no es todo. Aprovechando que "mal no hace", que el susodicho maestro, se pase por la tienda homeopática más cercana, cuente los síntomas de la paciente. Y que le den un botecito monísimo, con la mayor dilución posible de agua que tocó un bicho ebolino (ya sabéis aquello de la memoria del agua ¡Ojito los que meáis en la playa! Algún día, el mar se vengará) y un par de gotitas  diarias durante... un año. Y Solucionado ¡Ole!

Y si esto no resulta, pues toca la cirugía. Pillamos un bisturí y le alargamos la línea de la vida. Que para algo la tenemos tan a mano. Seguro que a su marido le resulta tremendamente tranquilizador ver que se toman tantas medidas eficientes.

Porque claro, toda esa tontería de las mareas blancas, era para reclamar un salario de ministro. Qué de ministro, ¡De hijo de Jordi Pujol! Que os quede claro que sólo se pedía eso. Que lo de reducir personal, tener menos presupuesto, más presión para las altas y más privatizaciones, son detallitos que se gritaban para despistar. Ahora ya no hace falta que os contemos por qué.

Porque todo ese dinero, debe ir a manos que entienden de gestión. Bankia, Pujoles, Blesas, Barcenas, ... (uf, es que es más larga que la lista de los reyes godos). O de la iglesia, que siempre ha sabido administrar muy bien los bienes suyos y de todos sus compañeros (como decíamos de pequeñas).

Ahora perdonar los amigos, conocidos y desconocidos catalanes. Pero ahora si que tampoco entiendo el empecinamiento de dedicar dinero a una consulta sobre las ganas de independizados. Teniendo la sanidad como la tenéis. De verdad, no quiero quitados el gusto de opinar, dialogar, y todo. Pero vuestra sanidad, nuestra sanidad está hecha polvo. 

Pero no seamos así, que nosotros también tenemos lo nuestro. Espero que todos pongamos un poco más de interés, cuando nos expliquen las medidas de protección personal, cuando nos digan cómo actuar ante un incendio, etc. Un poquito de seriedad y de atención. Aunque sea poco, es la formación que nos puede salvar la vida.

Espero que nadie, en un curso para delegados sindicales en los comités de salud, me diga que no utiliza el guantelete para trabajar porque es supermegaincómodo (Ya no me respondió, cuando le pregunté si sabía lo incómodo que es trabajar con una mano protésica. Eso ya no, ya si eso responde otro día).

De todas maneras, seguro que a estas alturas, todos sabemos que la culpa es de la propia enferma. Única y exclusivamente. Que no se enteró de cómo se ponía la cinta aislante a los guantes.

Afortunadamente esto no volverá a suceder. Que para algo se está examinando media España, para las plazas convocadas en Madrid ¿Qué cómo lo se? Porque hacen unas preguntas que está dejando claro que buscan personal con muuuucha suerte (Y grandes conocimientos en el pinto, pinto, gorgorito), antes que personal estupendamente formado para su puesto de trabajo.  Todavía no se dan cuenta que lo importante es tener al mejor profesional, no a cualquier profesional.

Bueno, si no queremos los mejores profesionales, con las mejores instituciones y los mejores medios... Quizá sería mejor tratar la epidemia in situ. Dejarnos de marear la perdiz y echar una mano seria a los países que están siendo diezmados. Quizá el tener un caso en casa, nos ponga las pilas, para ayudar en la casa de los demás. Que claro, como estaba pasando donde nacen los indocumentados y tal, pues ya nos pensábamos con tranquilidad qué estupenda ayuda de miseria dar.